Esultura del héroe nacional, Skandeberg, junto a la bandera de Albania.

Viaje a Albania:10 cosas que sorprenden

¿Cómo sería Corea del Norte 40 años después de abrirse al mundo? Algo así es Albania, un país que ha pasado por las manos de la atrocidad y que poco a poco se fue recuperando.

“Hemos tenido que aprender a vivir en un mundo nuevo de la noche a la mañana”, me dice Hossman que deja claro que fue como mudarse a un nuevo planeta.

Un viaje a Albania es un viaje a un sitio que guarda las cicatrices de un pasado reciente mezclados con un mundo que se mueve a un ritmo de vértigo.

Tal vez es esa mezcla de culturas y realidades lo que han hecho que se den cosas muy interesantes.

Hoy más que una guía quiero contarte cuáles fueron las 10 cosas que me sorprendieron de mi viaje a Albania, un país que te recomiendo mucho, muchísimo, visitar si tienes la oportunidad.

La historia de crueldad

Búnker abandonado en un campo vacío. Al fondo de se una casa y más al fondo las montañas nevadas.

La casa del dictador Enver Hoxha está en pie e intacta en pleno centro de la capital, Tirana. Su mano dura se ve en los búnkers que te encuentras cada dos pasos y el museo nacional y los museos de la memoria están llenos de atrocidades que no puedes ignorar.

Toda Albania parece un náufrago que acaba de pisar tierra y poco quiere recordar de lo que ha vivido. Pide un momento para respirar antes de ponerse a hablar.

Ha vivido 40 años de una de las dictaduras más crueles del mundo y eso lo puedes ver en casi cada rincón.

En el tour de la Tirana comunista puedes conocer esta parte de la historia de Albania. Te recomiendo que lo hagas si tienes tiempo porque es imposible entender el país sin esto.

La hospitalidad de la gente

Mujer con el cuello y la cabeza cubierta con una bufanda azul está tejiendo mientras mira a la cámara.

Estoy sentado en un café junto a un grupo de gente que no conozco. Me invitan mi café cortado. No hablamos el mismo idioma y solo nos sonreímos.

Un día después una señora en medio de la calle me convidó unas galletas sin que se lo pidiera y otras personas intentaban orientarme para que encontrara mi camino.

Donde he ido en cada rincón del país me encontré con personas que querían ayudarme, hablar conmigo o simplemente ser amables.

He descubierto (y me lo confirmaron varios locales) que los albaneses y albanesas son amables pero especialmente tienen un cariño por los viajeros de otros países porque se sienten halagados y quieren mostrar las virtudes de su país.

La mezcla de religiones

Minarete de una mezquita y al fondo una montaña nevada en Kruja.

Durante 40 años la práctica religiosa estuvo prohibida en Albania. Mezquitas, iglesias y cualquier otra simbología fueron destruidas. El gobierno había declarado orgullosamente que era el primer país ateo del mundo.

Obviamente que no se lo preguntaron a nadie.

La gente siguió practicando sus creencias religiosas puertas adentro, muy en secreto porque si alguien los descubría podrían terminar en campos de trabajos forzosos o incluso sentenciados a muerte.

Cuando el totalitarismo se fue volvieron a surgir de las cenizas las prácticas religiosas con una característica interesante: la fraternidad entre religiones.

En Albania conviven en una armonía preciosa los cristianos con los musulmanes. En realidad a nadie le importa qué religión practicas y están contentos que puedas practicar lo que sea sin limitaciones.

Mercedes, muchos Mercedes

Coches circulando en la principal avenida de Tirana.

Al menos una vez por día alguien me preguntó qué coche tenía y cuál era la marca de coche más conocida donde vivo.

Todos, o casi todos, esperan que hagas referencia a Mercedes Benz porque, según me explicaron, es un símbolo de prestigio.

Yendo en un Mercedes negro su conductor me explicó que “llegan coches muy nuevos de toda Europa y puedes legalizarlos sin muchas preguntas”. Esto ha hecho que “lleguen” Mercedes de todas partes.

Las calles están llenas y las personas hacen todo lo posible para tener uno.

“Es una cuestión de estatus, si tienes uno es que puedes permitirte cosas buenas y tienes una buena posición en la sociedad”, me cuentan.

Todo es oscuro y les gusta

Gente caminando en la plaza principal de Tirana.

Pantalones vaqueros pitillo negroñ camisa oscura; una chaqueta negra y zapatos de piel negros. Casi todo hombre viste de la misma forma y los colores no son algo que destaquen.

Le pregunté a una persona por qué todo el mundo vestía de negro y se sorprendió. Tardó unos cuantos segundos hasta darse cuenta que era verdad y me dijo “es que es bonito y el negro es elegante”.

El color es el preferido entre las mujeres también.

Hacer autostop es fácil

Selfie de Arol en la carretera donde estaba haciendo autostop.

Cerca de Kruja salí a la carretera para esperar un minibus rumbo hacia Shkoder, en el norte cerca de Montenegro. Mientras esperaba levanté la mano para probar suerte y se detuvo una mujer junto a su hermana en menos de dos minutos. 

La mala suerte es que iban en un coche donde solo cabían dos personas así que esperó y detuvo a una camioneta 4×4 donde iba su hermano. El hombre se ofreció a llevarme. 

Íbamos cinco en el vehículo, yo solo podía sonreír y balbucear alguna cosa porque mi albanés es nulo. En medio del camino se detuvieron en un café, me invitaron a desayunar antes de seguir.

Después de ese siguieron otros similares y me di cuenta que es muy fácil y las personas son tan buenas que es una experiencia que repetiría.

Hay dos monedas “casi” oficiales

Un billete de 500 lekes junto a un ticket de un café.

La moneda oficial de Albania es el Lek. En teoría no se acepta otra moneda, pero en la práctica eso es una mentira.

Si vas con euros en casi todos, por no decir todos, los sitios aceptan euros. El cambio jugará en tu contra, claro, pero te puede sacar de un apuro.

Mi consejo es que cambies euros por lek tan pronto llegues al país, pero si no tienes moneda nacional no te preocupes que siempre puedes usar euros, incluso te preguntan en qué moneda quieres la vuelta.

Es un país barato

Una mujer albanesa de espalda comprando en el mercado de Shkoder.

Una de las cosas que más sorprenden al viajero es que Albania es un país barato.

Un alojamiento sin lujos para dos personas puedes pagar unos 15 euros. Yo encontré uno muy especial con desayuno, cena y bebida incluida por menos de 25 euros.

Comer tampoco es caro. Puedes sentarte en un restaurante y “ponerte las botas” por unos 8 euros.

El transporte también es económico. Yo recorrí la mitad del país con 5 euros.

Los animales en la calle

Perrito blanco abandonado en la basura en Albania.

Esta es la parte que más me dolió y que hizo que cambie el sentido de mi viaje.

Hay tantos, tantos gatos y perros en las calles que se te parte el corazón. Casi no existen organizaciones que ayuden a estos animales y el gobierno de Tirana está acusado de haber sacrificado a 15.000 (sí, 15.000) perros y gatos.

En mitad de mi viaje dejé de hacer turismo convencional para hacer “turismo animal” o llamémoslo como quieras. Salí cada mañana a alimentar animales en las calles.

El agradecimiento de los peludos ha sido una de las cosas más bonitas que me ha pasado, pero a su vez ver su situación es algo muy duro también.

La comida es todo un descubrimiento

Plato con tomate y queso de Albania

La cocina de Albania tiene una gran influencia de los otros países de los Balcanes y del Mediterráneo. Pero a la vez hay una fuerte presencia de Oriente Medio mezclado con un toque local.

Byrek, una especie de empanada con rellenos de lo que quieras, es lo más típico. Gracias a esto puedes comer en la calle por menos de 2 euros.

Ser vegano no es fácil en Albania porque hay quesos, corderos y pescados por todos lados. Pero tienes opciones interesantes como los pimientos rellenos de arroz (Speca te Mbushur me Oriz) o las ensaladas más frescas que te puedas imaginar.

Hacer un viaje a Albania, para mi, ha sido un descubrimiento precioso. Me ha permitido mezclarme con las personas locales y descubrirlos en su hospitalidad, su cultura y su historia.

No es normal que Albania esté en la lista de viajes de cualquiera, pero se está abriendo cada vez más, está recibiendo cada vez más turistas y tiene tanto para hacer y ver que lo hacen especial.

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Viajar a Albania, persona tocando instrumento musical.

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Cocina de Albania, en primer plano dos platos de arcilla con comida y al fondo una botella de la bebida Raki.

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