No soy muy propenso a subir a las grandes torres y construcciones en las ciudades por ser de la idea de que lo que te atrae de ello es su imagen desde lejos y no la ciudad que tendremos a nuestros pies; sin embargo a veces hay que hacer excepciones y el resultado puede ser tan sorprendente como inolvidable.
Viajar a Toronto implica encontrarse con una de esas maravillosas torres que son atractivas de lejos por lo imponente de su altura y que echa por tierra mi concepto de «no hay mucho que hacer ahí arriba». Visitar la CN Tower de Toronto es atreverse a subir a uno de los sitios más altos construidos por el hombre y disfrutar de una ciudad desde un sitio privilegiado teniendo la posibilidad de girar 360 grados para verla en todo su esplendor.
La CN Tower se comenzó a construir en julio de 1973 y se concluyó en agosto de 1976 con la única intención de servir para colocar antenas de telecomunicación en la zona más alta de la ciudad, pero sus 533 metros de altura la hicieron tan atractiva que se decidió que podía ser un atractivo para los turistas y podría, a la vez, generar dinero.
En el desarrollo de su construcción y debido a su envergadura era tan grande fueron necesarios helicópteros para subir material una vez que la cima se alejaba cada vez más del suelo. Una vez terminada ya cumplía con la función de albergar a las antenas de radio y televición más importantes de Canadá, pero a la vista era poco atractiva así que decidieron cubrir todo este aparataje electrónico con una especie de balón blanco que se mantiene inflado constantemente y que se ilumina por la noche.
Una vez arriba no sólo se puede dar una vuelta completa, sino que se puede recorrer con total libertad las tres plantas abiertas al público. La más concurrida es la planta central que está cubierta de vidrio, se concentra la mayoría de la gente y se puede encontrar un pequeño restaurante. En la parte baja (se llega descendiendo por una escalera) se puede sentir el aire y el frío porque está todo abierto y sólo lo cubre una reja metálica. En tanto que la última planta es la que gira y que tiene un restaurante algo más caro pero al cual podemos entrar al menos un minuto para ver cómo se mueve el suelo.
Entrada y precios
La entrada para la CN Tower no es algo barato. Para entrar y subir hasta lo más alto hay que pagar 28 euros lo cual incluye la posibilidad de que te amarren un arnes y te cuelguen sobre el aire a medio kilómetro de altura. Además de ello te ofrecen los típicos atractivos como hacerte fotos y montarlas despues para que parezca que estás volando.
Si lo que quieres es sentarte tranquilo, beber algo y girar para ver la ciudad desde todos los ángulos es necesario que sepas que para ello tendrás que consumir como mínimo 40€ por persona y cruzar los dedos para encontrar una mesa junto a la ventana.
Curiosidades
- La torre tiene 533 metros en su parte más alta.
- El restaurante que hay en su interior tarda 72 minutos en dar una vuelta entera.
- Tiene una escalera externa de 1769 escalones.
- Es tan alto que en los días despejados se puede ver hasta las Carataras del Niágara.
- Tiene un ascensor con las paredes de vidrio para que subas viendo la ciudad.
Subir a la CN Tower me pareció una experiencia única, he disfrutado viendola desde diferentes puntos de la ciudad iluminada con varios colores, he experimentado lo que es subir 400 metros en un ascensor transparente y me he dado el gusto de estar de pie sobre un vidrio a 417 metros sobre el suelo mientras me preguntaba junto a una decena de personas, cuánto resistiría. Aun cuando el coste fue lo que menos me gustó es algo que disfrute mucho.
Lejos de sentirnos un poco agobiados por el coste o más allá que nos asusten un poco las alturas, la torre más importante de Canadá y una de las más importantes del mundo hay que hacerlo al menos una vez en la vida.
Muy bueno ♥ sigamos viajando hasta el infinito y más allá ♥