Ir más despacio, conectar con uno mismo y apreciar los pequeños momentos que nos entrega la vida sin expectativas gigantes es un anhelo de todos y también de los viajeros.
Hay mil formas de conectar con uno mismo estemos donde estemos. Pero también hay maneras muy interesantes de hacerlo al viajar. Hacer mindfulness mientras viajas es posible y es muy recomendable.
Ir más tranquilo cuando nos vamos de viaje es un deseo que tenemos muchos al momento de poner nuestra ropa en la mochila o en la maleta. Lo bueno es que esto es posible.
Hoy te voy a contar cómo conectar contigo, con tu interior y con las cosas agradables que tiene el mundo que te rodea sin necesidad de hacer cambios gigantes en tu vida y sin tener que comprar nada.
Slow Travel
Como bien sabes slow significa lento y lento es como deberíamos viajar de manera más habitual. Tener una vida slow es saludable para nuestra mente porque nos empuja a dejar de correr.
Corremos todos los días de casa al bus, del bus al trabajo, del trabajo a casa. ¿Por qué deberíamos hacerlo también cuando descansamos?
Lo mejor es tomárnoslo con calma, visitar los lugares sin prisa y respirar profundo porque al fin y al cabo no necesitamos ver y hacer mil cosas en un día.
Ve a la naturaleza
Las ciudades son preciosas. Tienen una oferta cultural, gastronómica y con muchísimas cosas por hacer. Pero por lo general no son sitios tranquilos.
Una buena alternativa para ir más lento y conectar con nuestro interior es hacer un viaje a la naturaleza y estar en contacto con la esencia, con el planeta y con nosotros.
Viajar a la naturaleza no significa que tengamos que ir al medio del monte a vivir como exploradores. Intenta con un buscador de campings y escoge el que mejor se adapte a ti. Sin dar grandes pasos hacia lo salvaje podrás estar en calma en tu siguiente travesía.
No hagas visitas obligadas
Cuántas veces no te han dicho: “lo que tienes que visitar es…” Yo mismos lo he hecho en el afán de informar y que sepas lo que hay en tal o cual destino. Bueno, no tienes que seguir estos consejos siempre.
Hace un tiempo he dejado de ir a todos los sitios que las guías me recomendaban cuando me di cuenta que no iba con lo que yo quería ver o simplemente porque iba a consumir un tiempo que prefería gastar haciendo nada.
Cuando te digan que tienes que visitar determinado sitios primero analízalo, mira si coincide con lo que quieres hacer y hazlo. En caso contrario no te sientas culpable si no lo haces. Nadie está obligada u obligado.
No dejes de meditar
Este es un consejo que te doy viajes o no viajes. No dejes de meditar jamás.
Está comprobado por la ciencia que la meditación tiene efectos positivos tanto en el cuerpo como en el cerebro.
Puedes hacerlo donde te encuentres o puedes ir a un hotel que se enfoque en la meditación y en una línea más conectada con el espíritu.
Esta es una manera de conectar con tu interior pero también es una manera de hacer un viaje más tranquilo y enfocado en las cosas que de verdad importan.
Una mochila minimalista
El budismo asegura que cuantas más cosas tenemos más ataduras nos creamos y por lo tanto más problemas nos generamos a nosotros mismos.
Llenar nuestro equipaje de cosas, muchas de ellas innecesarias, hace que estemos más pendiente de lo que tenemos que de disfrutar.
Por eso insisto en que hagas una mochila minimalista. No cargues con cosas por las dudas y preocúpate por llenarte de vivencias tu y no por llenar de pertenencias la mochila o la maleta.
Cuida el planeta y a los animales
No estamos solos en el planeta. El mundo nos pertenece solamente en una parte y en otra al resto de las especies que nos rodean. La próxima vez que viajes intenta seguir con tus costumbres de respeto hacia los animales y hacia la Tierra.
Recuerda que siempre puedes hacer un viaje vegetariano o un viaje vegano para alejar a los animales del maltrato.
Ten en cuenta también lo que impacta la basura que llevas al sitio que visita así que trata de hacerlo lo más limpio posible y cuanto menos plástico, mucho mejor.
Guarda la cámara
Estamos muy preocupados por salir con nuestra cara en el medio de la fotografía o por encontrar el encuadre perfecto y no nos dedicamos a disfrutar. Un ejemplo de esto es la cantidad de horas que nos dedicamos a buscar la foto “perfecta” a retocarla, a volver a hacerla, a editarla de nuevo, a compartirla y cuando nos dimos cuenta nos fuimos del sitio con una foto con un puñado de likes y sin muchos minutos de disfrutar el momento.
Conecta contigo, no con tu cámara.
Conéctate y disfruta.