Edimburgo, la catedral al atardecer

Anges y la oscura historia de Escocia

Agnes se tropezó cuando uno de los perros que la perseguía le mordió el talón. Los dientes del animal parecieron brillar en la oscuridad antes de clavarse en la carne hasta desgarrarla.

El vestido embarrado y el mentón en sangre no importaban. Se liberó como pudo y corrió un poco más hasta entrar en la pequeña callejuela, pero el alivio le duró poco.

Al primer perro se sumaron otros más. Tres, tal vez cuatro o tal vez cinco. No se sabe. No importa. No la volvieron a morder pero la rodearon y no la dejaron moverse. Agazapada y temblorosa se dio cuenta que se había fracturado el dedo meñique y que su rodilla no dejaba de sangrar. Pero eso tampoco importaba.

Todo sucedió tan deprisa que no le había dado tiempo a pensar. Solo intentaba huir.

Dos días antes Agnes recibió en su casa a Duncan, que se quejaba de dolores de cabeza constantes. Tal vez era por trabajar con el herrero de Edimburgo o tal vez porque ya tenía años para retirarse y descansar.

Nada se había resistido a Agnes hasta el momento. Tampoco le pedían grandes milagros. Jaquecas, dolores de estómago o problemas con la menstruación era lo más típico y todo había encontrado respuesta en las hierbas medicinales.

Como le había enseñado su abuela le recetó dulse y se lo mezcló con un poco de monardella salvaje y un par de raíces.

Duncan empeoró y dos días después murió. Se había quejado del dolor de cabeza hasta el final. Su mujer corrió a casa del herrero y no tardaron en concluir que había sido envenenado por una bruja.

Al acercarse a su casa Agnes escuchó que alguien gritaba “allí está la maldita” y acto seguido soltaron a los perros mientras una decena de personas corría tras ella.

Cuando la muchedumbre la encontró acorralada por los perros la escupieron y arrastraron de los pelos hasta la plazoleta detrás de la St Giles Cathedral.

Alguien propuso lo normal esos días: amarrarla de pies y manos y arrojarla al lago. Si flotaba era bruja y merecía morir, si no flotaba no era bruja.

Agnes no tuvo que ser torturada o encerrada para que muera de hambre. Las pedradas y el fuego la llevaron pronto.

Era una herbalista que aprendió medicina celta gracias a su abuela y no cobraba por ayudar. Cuidaba a su única hija que desde entonces no se atrevió a seguir la tradición medicinal de la familia.

La oscura historia de Escocia

Agnes fue una de las 300 personas acusadas de brujería en Edimburgo. Condenadas a torturas desgarradoras y muertes crueles.

La caza de brujas en Escocia es uno de los hechos más oscuros de este país.

La oscura parte de la historia cuenta que entre 1563 y 1736 en Escocia se han sacrificado entre 3.000 y 4.000 hombres y mujeres acusados de brujería.

Edificios de Edimburgo.

La mayoría de ellos eran simples personas que habían aprendido a usar hierbas medicinales gracias a la tradición celta.

Otros ni siquiera habían llegado tan lejos. Algunos de ellos solo se llevaban mal con los vecinos o eran acreedores de cuentas impagas.

James VI, el cazador de brujas

El rey James VI de Escocia dijo que solo un acto de brujería podía haber metido en medio de una tormenta a su barco cuando viajaba de Copenhague a Escocia.

Se obsesionó a tal punto que se autodenominó a sí mismo como un enviado  enemigo de los demonios y la brujería. Creó la North Berwick Witch Trials, una agrupación de más de 70 cristianos encargada de “cazar brujas”.

El pánico creció a tal nivel que casi cualquiera podía ser acusado de brujería y de eso no se escapaba.

Solo la muerte era la manera de huir de la crueldad.

La autocrítica

Muy pequeñito, casi sin notarse, en la explanada del Castillo de Edimburgo hay una fuente que rinde tributo a todas las personas que fueron acusadas de brujería.

Fuente que recuerda la caza de brujas.

Esta obra a modo de autocrítica se llama Witches’ Well y fue promovida por el biólogo y sociólogo Patrick Geddes. En ella se representan diferentes flores y plantas medicinales junto a la serpiente alrededor de Higía, la diosa griega de la salud.

¿Quieres saber más?

Hay dos maneras muy interesantes de saber un poco más sobre la historia de la caza de brujas en Escocia.

El estudio de la universidad de Edimburgo

La primera es que puedes leer (en inglés) el estudio más detallado que se hizo sobre el tema hasta el momento. Es un documento de la Universidad de Edimburgo que puedes verlo aquí.

El tour

Si viajas a Edimburgo puedes hacer un tour por tan solo unos 5 euros (menos que una cerveza).

En este recorrido vas a conocer historias parecidas a las de Agnes además de visitar sitios emblemáticos.

Placa conmemorativa en recuerdo de las víctimas.

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