Colina muy verde vista desde abajo a los pies de 3 pequeños árboles.

Lo que aprendimos los viajeros

Dicen que después de una tormenta viene la calma. Que hay que saber esperar con paciencia y estar preparados.

No sé si lo que se viene es la calma pero da la sensación de que las cosas para el mundo y para los viajeros irán algo mejor en unos meses.

En mayor o menor medida los viajeros y el turismo se vieron afectados como si le hubiesen dado una pedrada en la cabeza. No ha sido el único. Tampoco ha sido el más castigado.

Tu te viste afectado. Tu viste cómo la pandemia se llevó tu trabajo y el de los que quieres. Cómo los estudios no te lo pusieron fácil y no sabías ni por dónde comenzar.

Tu viste cómo tus padres han luchado para llegar con el espíritu en alto. Viste cómo a tus hermanos y amigos se les comenzaba a ir la olla. Cómo las lágrimas se sentían del otro lado del teléfono que parecían mojar tu mejilla.

Tu viste, como yo, que incluso ese vecino que te caía mal se te unía en un aplauso nocturno. Que los que se dejan la piel son llamados héroes cuando antes eran olvidados y te enfureció Tu, como yo, viste lo injusta y cabrona que puede ser la vida cuando se lleva a seres queridos.

Y entre toda esta maraña de ideas: entre toda esta mala suerte caída del cielo aparecen los viajes. Aparecen los viajeros y el turismo que pide que no se olviden de ellos.

Los viajeros que fueron y son parte del motor productivo del país. 

La llaman «industria turística» para no hablar de rostros. Son el camarero del bar, la señora que hace la cama del hotel. Es la pareja que tiene una casa de turismo rural, el recepcionista del hostal, el guía gratis, es el autobusero. Son tantos que no caben en un párrafo.

La industria, lo que llaman la industria del turismo son personas de piel y huesos que han llorado con todos nosotros, Son personas que han salido al balcón como tu y como yo. Son los que han perdido el trabajo y ni siquiera saben si lo tendrán de vuelta cuando todo esto pase.

Son los que representan a los viajeros que gritan que también se los tenga en cuenta.

Y nosotros, los viajeros somos el colectivo que grita reflexiona sobre sus consecuencias.

Han sido momentos de reflexión, de pensar a dónde viajaremos, de pensar quiénes somos y cómo afectamos al mundo con nuestros viajes.

Ahora, que parece que la tormenta puede calmar es momento que mostremos que, como viajeros hemos madurado.

Es momento que nos mostremos más responsables.

Llegará el momento en el que saldremos a la carretera pensando en el planeta.

Subiremos más a trenes y menos a aviones.

Viajaremos más cerca para contaminar menos.

No usaremos plástico ni maltrataremos animales.

Viajaremos con la mente puesta en el planeta, en los otros viajeros y en nuestra responsabilidad.

Porque nosotros, los viajeros, mostraremos que de esto salimos más fuertes, más unidos y mucho más solidarios con el mundo.

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¿Y a dónde viajaremos cuando todo esto termine?

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