Cuando llegué a Nueva York pensé: «Esta ciudad tan grande tiene miles de sitios para comer y las opciones deben ser infinitas». Y efectivamente no me equivocaba pero me preocupaba un poco lo que tendríamos que pagar para probar un plato con buenas vistas, aunque la Gran Manzana y el conocimiento de Miri me tenían preparada una sorpresa.
Comer, o cenar, en dos sitios claves de Nueva York es muy sencillo y puede resultar realmente barato. Sin que yo supiera el destino, Miri me invitó a cenar a un sitio privilegiado y fue una gran sorpresa: Times Square. Aunque no lo creáis es posible comer en medio de la calle de las luces por excelencia de esta inmensa ciudad.

El ayuntamiento de Nueva York instaló en diferentes áreas de la ciudad mesas y sillas ( las cuales se pueden mover como en una casa) y puedes ir allí a tomar un helado, disfrutar de una bebida o como hicimos nosotros montar en ese sitio nuestra cena.
Se calcula que pasan por ese sitio unas 330 mil personas al día y que la mayor parte lo hace por la noche. Tu estás allí, en el centro de todo; a un lado letreros luminosos, al otro lateral vídeos anunciando estrenos de cine; personas que pasan y se hacen fotos mientras tu piensas: aquí donde grandes películas se rodaron estás cenando.
Pero mi sorpresa no terminó allí. Al día siguiente fuimos a Whole Foods a hacernos una inmensa ensalada (un mochilero se las arregla comiendo de diferentes maneras siempre) y caminamos unas calles hasta encontrarnos con el edificio Flatiron frente al cual el ayuntamiento tuvo la maravillosa idea, nuevamente, de instalar mesas y sillas como las de Times Square para que nosotros comamos en un sitio muy importante, nuevamente.
Flatiron es un muy reconocido edificio porque tiene forma triangular, como si fuera una plancha y las mesitas están ubicadas exactamente frente a una de las esquinas por lo cual ves una especie de torre muy estrecha y alta que se va ensanchando hacia atrás.

Si no llueve y el tiempo acompaña con un sol cálido, como fue nuestro caso, cualquier viajero puede decir que comió con vistas impactante en sitios trascendentes y gastando muy poco, una forma más de visitar Nueva York.