Paseando por Nueva York te encontrarás con un montón de bakerys y de tiendas variadas donde encontrar muffins, donuts, cronuts y muchos otros tipos de bollería. Pero después de probar dos o tres te das cuenta de que la gran mayoría es totalmente industrial y prefieres comer una pieza de fruta que una muffin que sabe a plástico.
En nuestro caso, intentamos llevar una dieta sana y por eso, cuando decidimos tomar un croissant o cualquier dulce, queremos que sea de calidad. Para tomarme un donuts en un Dunkin Donut no me hace falta cruzar el mundo, y lo mismo aplica para las muffins del Starbucks. Por eso, uno de nuestros rincones preferidos de Nueva York es la pastelería / panadería Balthazar.
Ubicada en el Soho, al lado del famoso restaurante que lleva su nombre, se trata de un local pequeño que te sorprende con un potente olor a pan cuando abres la puerta para entrar. No esperes encontrar muffins por un dólar o cookies baratas como habrás visto en otros establecimientos de la ciudad: un croissant cuesta alrededor de cuatro dólares, pero es un dinero bien empleado cuando te das cuenta que sabe a París. Muy recomendables también sus pains au chocolat.
En nuestra visita a Balthazar nosotros pedimos un brioche con aroma de naranja que era delicado y espectacular. Si os gustan los dulces con crema podéis atreveros con una tartaleta (si quedan)!
Estoy totalmente de acuerdo con vosotros. El pan de verdad (y los alimentos en general) no tiene precio, aquí y en Nueva York. ¡Disfrutad!