La noche fue calurosa. a las 3 se cortó la luz y en el hotel se estropeó el generador eléctrico; en India la luz se corta al menos unas cuatro o cinco veces al día, en cada esquina hay un gran motor para generar electricidad y los edificios más grandes están preparados para esto que es algo habitual; pese a todo intentamos dormir.
Es sábado y yo no lo sé, sólo sé que hoy será un día tranquilo. Un conductor de tuc-tuc (esa especie de moto-taxi india) nos esperaba a las 9, después del desayuno, en la puerta del hotel para llevarnos a una ciudad a las afueras de Varanasi y donde había dos cosas por ver: el árbol donde Buda fue iluminado y el sitio donde daba sus discursos.
Sarnath está ubicada a 10 kilómetros del centro de Varanasi y tardamos una hora en llegar (el tráfico de aquí es un caos) y teníamos que ir para ver dónde Buda dio sus primeros discrusos a un reducido grupo de discípulos. Para entrar a ver las ruinas pagamos 100 rupias (un indio paga 5) y por un momento fue como estar en otro mundo: no había sonido de bocinas de la calle, la gente no intentaba venderte nada y el único ruido era el de los pájaros, nos sentamos en un banco contemplando las ruinas del que es el cuarto sitio sagrado para los budistas mientras monjes vestidos de naranja y peregrínos envueltos en ropas blancas paseaban entre los jardines verdes.
Después de allí caminamos un poco más para ver y tocar el árbol donde, dice la tradición, Buda fue iluminado. El sitio está rodeado por una reja de donde cuelgan cientos de banderitas con escrituras hindúes. aquí la seguridad es escasa y la devoción grande pero tranquila.
Al mediodía estuvimos de vuelta al hotel y cuando intentaba escribir esto, el pequeño ordenador asturiano de Mirichán dijo «basta!» y dejó de conectarse a la electricidad. Hace varios días que el cable se viene rompiendo y moviéndolo un poco conseguimos que conecte, pero creo que le pedimos mucho así que se terminó rompiendo. Pregunté a Dapu, un empleado del hotel, si sabía dónde podía comprar un cable similar y me acompañó; metí los cables y el portatil y fuimos hasta una pequeña tienda donde me quería cobrar 1.100 rupias por el nuevo cable eléctrico. Ellos discutían el precio en hindi con Dapu y Dapu me hacía la traducción al inglés, decían que tenía 6 meses de garantía, que era un cable más pequeño y transportable y al fin sólo puede arrebatarles 100 rupias. cuando me iba a ir el muchacho de la tienda sacó un talonario, me preguntó el nombre y me hizo una factura, la primera factura que vi en India en una semana, casi lloro de la emoción.
Pensábamos que el día iba a terminar tan relajante como comenzó. Nos prometieron llevarnos a un sitio para que nos den un masaje y aceptamos, a las cinco de la tarde nuestro guía nos condujo entre los gath del Ganges, subimos escaleras, sorteamos mierda de vaca y sudamos 3 litros de líquido cada uno así que al llegar lo último que queríamos era que alguien nos tocara.
Entramos en el sitio, vimos la carta de masaje y los precios iban desde los 50 euros a los 350 cada uno por lo que la respuesta fue: «no gracias», nos levantamos y volvimos al hotel mientras Miri no dejaba de repetir «¿50 euros? ¿pero estamos locos o qué? que yo no pago 50 euros ni en Madrid» y tiene razón.
El día termina tranquilo, al igual que comenzó, un libro, una cena y a dormir que mañana tenemos que iniciar el camino hacia el sur, Mumbai y la posibilidad de ser extras de Bollywwod nos espera.
Arol, Mirichan!! Qué tal todo??? Que sepais que sigo atenta vuestras andanzas aunque voy con un par de días de retraso… ¿Qué tal los problemas de estómago? ¿Todo solucionado?
Os he dejado una sorpresita en mi blog, ¡espero que os guste!
Un abrazo chicos!!!
Hola! Muchas gracias por estar ahí, leyendo. Me estoy poniendo al día con todo así que llevo algo de retraso aun