En invierno o en verano, la capital francesa se convierte en uno de los destinos que nunca pasan de moda. Lo dicen los foros y lo confirman los últimos datos. Durante el año pasado, cerca de 34 millones de personas han pasado, al menos, una noche en la metrópolis parisina, según las cifras recogidas por el Comité Regional du Tourisme. Se trata de una ciudad que cuenta con todo tipo de servicios y de puntos de interés. Por eso, si queremos sacarle partido a nuestra estancia en la ciudad, podemos realizar una selección previa de museos que queremos ver, espectáculos a los que queremos asistir, zonas que queremos visitar y, por ejemplo, establecimientos donde comer en París.
París ha batido records una vez más. Durante 2017, las cifras de turismo han experimentado un incremento del 9,5% respecto al año anterior. Esta variación interanual supone, así, un aumento considerable. Entre las nacionalidades de mayor afluencia se encuentran la japonesa, la estadounidense o la alemana.
Aunque la ciudad cuenta con una infinidad de lugares a los que acercarse, entre los favoritos siguen estando algunos de los más emblemáticos que, por supuesto, nadie debería perderse: el Museo del Louvre (recibe más de 8 millones de visitas), el Palacio de Versalles (con 7,7 millones de visitas) y la Torre Eiffel (con 6,2 millones de personas). Sin embargo, si disponemos de unos cuantos días, tenemos a nuestro alcance una oferta variada:
- El París artístico: moderno, neoclásico, impresionista, antiguo… Si nos gusta el arte, en París podemos encontrar lo que buscamos, ya que alberga museos de todos los estilos. Desde las obras pictóricas del Museo de Orsay hasta las esculturas más clásicas del museo del Louvre, pasando por las numerosas obras arquitectónicas que decoran la ciudad (el Arco de Triunfo, la catedral de Notre Dame, la Torre de Saint Jacques o el Sacré Coeur). Un consejo: si estamos pensando en visitar alguno de ellos y tenemos la suerte de encontrarnos en el primer domingo del mes, podremos entrar gratis.
- La nouvelle cuisine: conocer un país pasa también por llevarnos al paladar alguno de sus manjares más tradicionales, más todavía si se trata del país de la nouvelle cuisine. En el caso de Francia, existen numerosos platos cocinados con ingredientes tan típicos como la “crême faîche”. Desde las conocidas crêpe sucrée o crêpe de Nutella, hasta la tartiflette o la Además, el hecho de haber sido siempre un país de inmigración, hace que tengamos la posibilidad de probar platos internacionales en alguno de sus restaurantes de comida asiática, argentina, peruana…
- Capital de la bohemicidad: Edith Piaff, George Brassens, Van Gogh… podemos encontrarlos más vivos que nunca en las esquinas de la ciudad. En concreto, barrios como Monmartre no deben faltar en nuestra ruta. Se trata de una zona rodeada de retratistas, pintores, músicos y todo tipo de artistas en general que realizan y exponen sus obras en el espacio público.
- Los espectáculos: si queremos aprovechar para ver un musical, una buena opción será siempre el Moulin Rouge. Un lugar que dentro o fuera de la pantalla no deja indiferente a nadie.