Tampere está a aproximadamente dos horas de tren desde Helsinki. Esta pequeña distancia hace que sea muy recomendable incluir esta ciudad en nuestra escapada a Finlandia, ya que la mayoría de los viajeros entran y salen por la capital del país. Nosotros disponíamos de un pase de interrail y recorrimos muchas ciudades de Finlandia, así que no podíamos dejar de visitar al Manchester del Norte.
Con 223 mil habitantes, Tampere no es una ciudad excesivamente grande, con lo que se puede abarcar perfectamente en un día o como mucho día y medio. Estos son los rincones imprescindibles que hay que visitar:
– La catedral de Tampere es una construcción muy peculiar. No es habitual que las Catedrales pertenezcan al estilo arquitectónico románico y sin embargo ésta es la excepción. En su interior podemos disfrutar de varios frescos y vidrieras realizados por artistas locales. Uno de ellos nos llamó poderosamente la atención, ya que retrata a un montón de personas jóvenes con apariencia bastante misteriosa que sujetan una especie de guirnalda verde con flores. Otro de los frescos que más merece la pena simboliza una especie de Resurrección multitudinaria o masiva, con muchísimos hombres, niños y mujeres saliendo de tumbas y caminando en fila hacia el cielo.
– La Iglesia Ortodoxa, muy llamativa con su cúpula con forma de bulbo y muy cercana a la estación de trenes. Creo que todos los viajeros que provengan de lugares donde esta religión no predomina quedarán fascinados con esta arquitectura.
– La sauna de Rajaportin. Se trata de la sauna pública más antigua de Finlandia y todavía se puede disfrutar de unos momentos de relajación en ella. Abre solamente por las tardes y los adultos tienen que pagar 6 euros. No es necesario llevar nuestra propia toalla, ya que la recepción de la sauna las alquila.
– El centro Finlayson. Como decíamos anteriormente, Tampere es una ciudad tremendamente industrial y esto es en parte debido a Scot James Finlayson, un señor escocés que llegó a Tampere hacia el 1820 y fundó un taller textil junto al río. Su negocio prosperó tanto que a los pocos años abrió una inmensa fábrica de algodón que llegó a dar trabajo a más de 12.000 personas. Curiosamente esta fábrica de algodón fue el primer edificio en Escandinavia que tuvo energía eléctrica. Evidentemente, la industria textil ya no tiene tanto auge en Finlandia, ya que otros países como China son más competitivos. Así que todo este centro industrial se encuentra en la actualidad reconvertido en un centro de ocio con cafés, tiendas, teatros y muchas más cosas muy interesantes.
– El Museo de Moomin, el gracioso hipopótamo blanco creado por la artista finlandesa Tove Jansson.
– Tampere tiene varios museos muy interesantes, como el Museo del Espía, el Museo de Minerales, el Museo dedicado a Lenin quién fue un personaje muy importante en la historia de Finlandia, y el Museo del Barrio Obrero que es considerado uno de los museos más realistas de Finlandia y ocupa una manzana entera de casas representando la forma de vida de los trabajadores de las fábricas textiles.
– Y para aquellos viajeros que dispongan de un poco de tiempo extra, nosotros recomendamos una escapada Hämeenlina. Desde Tampere se puede acceder a esta pequeña ciudad utilizando el tren (45 minutos) o el ferry. Es una ciudad pequeñita que en una tarde podemos recorrer y sin duda su icono más característico es un majestuoso castillo de estilo nórdico, construido por los suecos en el siglo XVIII.
