Como muchos de vosotros ya sabéis un viajero no puede dejar de buscar destino, soñar con nuevos rumbos y hacer la agenda para los siguientes meses. Y entre las infinitas posibilidades que se nos presentan me he puesto a pensar en un país pequeño pero muy interesante: Malta.
El pequeño archipiélago maltés cuenta en la actualidad con casi medio millón de habitantes, pero son muchos más los visitantes que cada año visitan esta isla. Su clima privilegiado, sus paisajes y gastronomía son algunos de los motivos por los que muchos deciden viajar a Malta.
La Valeta, la capital, es una ciudad sorprendente. Fue declarada en 1980 patrimonio mundial por la Unesco, y aunque tiene un tamaño de ciudad pequeña, es una auténtica joya. Sus casas altas y elegantes destacan por sus balcones de madera y cristal, que confieren un aspecto recargado. Destacan sus callejones rectos y estrechos que desembocan en el mar.
Pero si lo que se busca es sol y playa la mejor opción es ir a Comino. Comino es una diminuta isla que tiene una costa maravillosa. Son muchos los visitantes que acuden atraídos por su lago azul. Este estanque sereno es tan azul que parece una imagen sobresaturada. Las playas de Comino con sus aguas cristalinas son las favoritas de muchos turistas.
Sol y playa, turismo cultural y también, por qué no turismo lingüístico. Malta es un buen destino para aprender inglés. Una de las principales diferencias de este lugar en relación con otros es el buen tiempo. Durante 164 años fue colonia británica y hoy en día recibe a miles de personas que vienen a la isla a mejorar su inglés. El inglés y el maltés son las dos lenguas oficiales. Es por esta razón que jóvenes y no tan jóvenes deciden pasar una semanas, incluso una temporada, en una academia mejorando el idioma. Entre todas las escuelas de inglés que hay en la isla destacamos Maltalingua. Una escuela que cuenta con varios cursos: cursos de inglés general, negocios e intensivos. Una gran variedad para que el estudiante pueda elegir según sus necesidades. Además, la escuela está ubicada en la bahía de St.Julian’s, en una zona pintoresca y agitada cercana a La Valeta.
Los que quieran disfrutar de la cultura y la música maltesa pueden visitar los pueblos de la isla. La religión católica está muy arraigada en este país. En Malta se encontrarán iglesias y ermitas en cada esquina. Por esta razón Semana Santa y Navidad son fechas estupendas para visitar Malta. Durante el verano se celebran las fiestas populares de los pueblos, un auténtico espectáculo de luces y color digno de ver.
Y no puedo terminar sin hablar de la comida maltesa. Uno de los productos made in Malta es “el ftira”, un pan relleno de atún, tomate, aceitunas y encurtidos. También los “pastizzi” son típicos, se trata de pequeños envoltorios de pasta filo rellenos de ricota o puré de guisantes. Otras especialidades locales son el conejo al vino tino, el pulpo relleno o el ragú de caracoles. Un gran abanico gastronómico que deleitará el paladar a más de uno. Y es que Malta, aunque sea uno de los países más pequeños del mundo, tiene mucho que ofrecernos.
Es una isla que hay que conocer. Yo estuve hace 2 años en verano y, además de disfurtar de sus playas y paisaje, aprendí mucho inglés.
Un paraíso que en verdad nos encantaría conocer algún día.