Cuando se termina cada año todo el mundo hace sus análisis, resúmenes y evalúa si ha conseguido o no cumplir con la lista de objetivos que se ha impuesto un año antes. Para mi, entre los objetivos se encontraba, además de viajar hacia sitios que no conocía, abrir más mi mente y mis brazos a otros viajeros y, creo, lo he conseguido.
Este ha sido el año en el que, además de alojarnos en casas de otras personas hemos abierto las puertas de nuestra casa (es lo bueno de tener tu propia casa) a personas de todo el mundo y me ha permitido involucrarme un poco en culturas y costumbres de otros países aun cuando no haya viajado. Este es un objetivo nada despreciable.
Hace casi dos años que somos usuarios de Airbnb y lo disfrutamos mucho. Nos permite alojarnos en casas de personas magníficas, estar con locales, no ir de hotel en hotel como si fuese un trámite frío y todo ello a un precio más que aceptable. Pero necesitábamos ir un paso más allá en nuestra aventura de alojamiento.
Ese paso hacia adelante fue haber incluido nuestra casa en la lista de casas disponibles en Airbnb para que cualquiera pueda visitarnos. Al tomar la decisión teníamos varios objetivos; el primero era establecer un precio bajo para que los viajeros no tengan que pagar mucho y puedan disfrutar más y el segundo era tratar de estar con personas que nos generara confianza o que nos resultara interesante. Las dos metas las cumplimos.
El próximo año seguiremos con nuestra aventura de estar más presentes en Airbnb y aun cuando vi que hay algunas webs como Hostmaker que te gestionan tu alojamiento y te liberan de la tarea de estar recibiendo a personas o limpiando las casa, yo prefiero encargarme personalmente.
Hemos conocido a personas de Australia, Japón, Alemania, Francia, Brasil, Polonia y tantos otros lugares y todas ellas con un denominador común: han sido todas muy entrañables, incluso en algunos casos hemos entablado amistades.
El año que comienza será un año en el que, una vez más, no pararemos de viajar porque nos encanta, pero también será un año en el que la puerta de nuestra casa estará abierta a todos nuestros amigos y, por qué no, a aquellos que podrían convertirse en algo más que un huésped que pase por Edimburgo.
Ay, yo no sé si metería en mi casa a desconocidos. Sois muy valientes…
¡Besotes!