
Escribo esto para leerlo la próxima vez que esté en el aire: Las turbulencias no son peligrosas. También escribo esto para ti que lees ahora y te estarás preguntando si esos sacudones que dan los aviones cuando viajamos podrían terminar en una catástrofe. No lo son, no te preocupes. Las turbulencias no son peligrosas, lo repito, aunque es verdad es que pueden ser molestas no hay nada de qué temer.
Si alguna vez te metiste en un avión estoy más que seguro que sentiste el movimiento del que te hablo. La primera vez pensamos que algo malo pasará; luego nos acostumbramos y finalmente aceptamos como algo irremediable, pero a algunos no se nos quita de la cabeza la idea de que algo que se mueve tanto a tanta altura no puede terminar bien. Para entender mejor la peligrosidad de esto es mejor comenzar a preguntarnos ¿qué son las turbulencias?
Las turbulencias se generan escencialmente por dos situaciones. La primera de ella es la dirección y la velocidad del viento; la segunda es por el cambio en la temperatura del aire. Básicamente si viene una ráfaga de aire o si dos corrientes con diferente temperatura chocan tenemos una turbulencia asegurada.
[bctt tweet=»Ningún avión se cae por turbulencia.»]¿Se pueden evitar las turbulencias? No. Si alguna vez escuchaste al piloto decir que te abrocharas el cinturón porque ibas a enfrentar turbulencias y al final no pasó nada no quiere decir que el hombre era un exagerado. Pese a los adelantos tecnológicos los radares no pueden detectar si el avión se encontrará con uno de estos fenómenos por lo cual anticiparse a la intensidad es muy difícil.
Pero la tecnología sí está del lado del viajero en otro sentido. Cuando miras el ala de un avión verás que las puntas están dobladas hacia arriba y aunque te parezca que hayan tuneado al avión esa parte se llama winglets, una creación de la inteligencia de los ingenieros aerodinámicos. Ese trozo del ala además de ahorrar combustible ayuda al avión a mantenerse estable frente a los fuertes vientos.
Si alguna vez subiste a la azotea de un edificio, a la cima de un monumento o al pico de una montaña habrás notado cómo el viento sopla más fuerte. Ahora imagínate lo que le pasa a un avión así que es mejor estar precavido.
Si bien los casos de turbulencias no pasan a mayores se han dado situaciones donde algún pasajero se llevó algún golpe por encontrarse de pie o no llevar el cinturón de seguridad puesto. Es por eso que una manera de prevenir cualquier movimiento brusco es que nos levantemos lo menos posible de nuestros asientos y que siempre que estemos sentados (siempre) llevemos el cinturón abrochado, como si fuese en un coche. Ningún avión se cae por turbulencia. Nadie se muere por una turbulencia, pero no quieres darte un golpe en tu viaje de vacaciones así que mejor prevenir.