Steve trabaja en la Estatua de la Libertad, literalmente dentro de la estatua y pese a que no es el único trabajando allí su tarea es una de las más llamativas: limpia el sudor de la gente que se pasea por el interior de la escultura.
Cada día unas 100.000 personas cogen el barco que los lleva hasta Liberty Island para ir a ver de cerca a la famosa escultura símbolo de libertad y fraternidad, icono de los Estados Unidos. Algunos visitantes llegan sólo hasta los pies de la mujer de metal, otros -los que pagan una entrada un poco más cara- suben unas las escaleras que recorren el interior del monumento.
La escalera se va estrechando a medida que se suben más escalones. Al principio los espacios son amplios, la escalera es de cemento y las paredes son un muro sólido, pero todo esto cambia al ir subiendo. Tras uno de los descansos el lugar es mucho más oscuro, la escalera de metal es tan estrecha que apenas caben dos personas apretadas. Haciendo un poco más de esfuerzo se llega a una escalera caracol con sitio para un solo visitante por escalón, el espacio es tan estrecho que la respiración se dificulta y después de sudar mucho es posible llegar hasta la cima de la cabeza de la estatua desde donde se ve la imponente ciudad de Nueva York.
De principio a fin hay una cosa que se repite: toda la escalera tiene pasamanos, un brilloso y grueso pasamanos de metal gastado por el uso de los miles de visitantes que pasan por allí. El otro punto en común a lo largo del paseo es el calor que hace y que, sumado al esfuerzo, hace que aparezcan las gotas de sudor imparables. El sudor de quien sube las escaleras comienza lentamente en la frente, sigue por la espalda hasta extenderse por los brazos y manos para, finalmente caer, asquerosa, sobre el pasamanos.
Steve fue contratado exactamente para eso: para recoger con un paño el sudor del pasamanos. Todos los días va desde los pies hasta la cabeza de la Estatua de la Libertad recogiendo lo que otros han dejado sin querer. Steve trabaja encerrado en la libertad limpiando el sudor de otros para ganarse la vida. Él también suda y se refresca cada vez que puede ir hasta afuera donde debe seguir limpiando la escalera junto al aire fresco y lejos de la libertad.
Gracias a Steve por ese trabajo que hace, los turistas apreciamos su labor enormemente. Miss Liberty tiene que estar limpia siempre. Buen articulo.
Muchas gracias a Steve, aquellos de nosotros en los Estados Unidos apreciamos todas las personas que trabajan para mantener nuestros monumentos magníficos.