
No te lamentes ni te quedes encerrado en casa si no tienes vacaciones de Semana Santa. Aún tienes la opción de hacer una escapada de fin de semana a alguno de los destinos cercanos a tu localidad que te faciliten hacer recorridos cortos o rutas rápidas. Si tu problema es que te has quedado sin tiempo y te ves obligado a hacer reservas de última hora, puedes tomar las riendas y ser quien realmente decida el destino de tu viaje.
Una ruta en coche es lo que mayor libertad de actuación te puede aportar. Si lo precisas, lo más cómodo y barato es buscar a través de internet donde puedes elegir entre grandes compañías de alquiler de coches, o acceder a todas a la vez a través de un comparador de alquiler de coches como el de pepecar.com.
Te planteo un plan interesante que combina cultura, ocio y tradición: la Semana Santa de Zamora.
De larga historia y belleza (y pese a la dureza de su clima), Zamora es una ciudad acogedora que ofrece parajes naturales y artísticos inigualables. Este municipio del centro de España está bien comunicada por autovías y carreteras en buen estado y de fácil recorrido.
A la vega del Duero, emerge esta impresionante localidad, por muchos olvidada. Simplemente la gastronomía zamorana es una experiencia para los cinco sentidos, tanto en sus variadas y excelentes tapas como por los tradicionales guisos y asados castellanos.
Pero si su comida, su vino y su arte dejan sin habla a sus visitantes, no lo hace menos la particularidad de su Semana Santa. Estos días, la tradición cambia Zamora llenando de color y sobrecogimiento sus calles y casas con procesiones y costumbres ancestrales. Tal es la importancia de estas fechas que la Pasión zamorana es la primera de España que ha sido declarada “Bien de Interés Cultural”. Un reconocimiento que se ha unido al de “bien de Interés Turístico Internacional” que ostenta desde 1986.
La Semana Santa de Zamora tiene, entre otros, dos elementos diferenciadores. Ambos se basan en ser los “avisadores” de las procesiones: el merlú y el barandales.
En el primer caso, el merlú, está compuesto en realidad por dos personas: se trata de parejas de congregantes de la Cofradía de Jesús Nazareno que se encargan de avisar y reunir al resto de cofrades, que componen la procesión, para su inicio. Se acompañan de un tambor y corneta con el que emiten un sonido característico y diferente.
El Barandales tiene como misión advertir al público y a toda la ciudad de la marcha de la procesión. Es un personaje de ropajes amplios y coloridos que logra avisar de la llegada de las procesiones agitando dos grandes esquilones.